Pétain, el “vencedor de Verdún”
Pétain, el “vencedor de Verdún”
NACIDO EN 1856, PHILIPPE PÉTAIN no alcanzó el grado de general hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial (con 58 años); Según la mayoría de los historiadores, su ascenso siempre se vio retrasado por sus obstinadas creencias en las tácticas defensivas, que entraban en clara contradicción con las teorías ofensivas de sus superiores, más en la línea clásica militar del honor y el arrojo a ultranza.
La carrera del general Pétain dio un salto de envergadura gracias a su férrea defensa del frente en Verdún.
En febrero de 1916, su carrera dio un salto de envergadura cuando el Alto Mando le puso al frente de las tropas francesas para defender Verdún del ataque alemán. Consciente de la importancia de la moral de sus soldados, se preocupó de que durante la batalla no se cortara la línea de suministros y de que las tropas fueran siendo relevadas después de cada duro combate.
Esta línea de suministros y de evacuación se hizo a través de una ruta estratégica (bautizada como Voie sacrée, sobre todo porque, como Jesucristo, por allí se enviaba a muchos soldados a sacrificarse por su país) situada entre Bar-le-Duc y Verdún, por la que circulaban los camiones de municiones y avituallamiento, las ambulancias y también, claro, por las que se efectuaba el relevo de las tropas.
En junio, 120 Vehículos al día (uno cada ocho segundos) circulaban por esta vía sagrada, que más tarde se vio fortalecida por la apertura, en el verano de 1916, de la vía ferroviaria entre Dugny (al norte de París) y Nettancourt (al sur de Verdún), con lo que el frente de Verdún estuvo desde entonces muy bien comunicado (y surtido) con la capital.
No hubo vencedores ni vencidos en esta batalla
La preocupación por sus tropas (mantenerlas bien cuidadas y relevarlas periódicamente, además de no abocarlas a ataques improvisados o mal organizados) le valieron la estima de sus soldados, pero su carisma fue en aumento también entre la población francesa gracias a su férrea defensa del frente de Verdún.
Una y otra vez los alemanes chocaban contra las defensas galas, cuyo ímpetu no parecía decaer. Aunque no hubo vencedores ni vencidos en esta batalla (cuyo frente se mantendrá activo a lo largo de toda la guerra, con mayor o menor intensidad), los franceses consideraron a Pétain “el vencedor de Verdún” y lo convirtieron en su héroe nacional.
La férrea resistencia de Pétain le costó a Falkenhayn su cargo como jefe del Estado Mayor del ejército alemán, que a partir de agosto de 1916 pasó a manos de Flindenburg, el héroe de Tannenberg, con el leal Ludendorff a su lado. Por su parte, el 19 de abril de 1916, Pétain fue sustituido al frente del II Ejército francés por el general Nivelle, que, menos partidario de una política defensiva y más generoso a la hora de apostar la vida de sus soldados, inició la reconquista de los fuertes de Douaumont y Vaux. A Pétain se le asignó entonces el mando de un grupo del ejército, y en 1917 fue nombrado jefe del Estado Mayor general del ejército francés.