La carrera hacia el mar
La carrera hacia el mar
Durante la Primera Guerra Mundial, la ciudad de Ypres fue rodeada por las tropas alemanas. En la batalla, se usó por primera vez gas venenoso como armamento. En la imagen, soldados alemanes prisioneros caminan por una de las calles destruidas de la ciudad belga.
EL fracaso en el Marne se llevó por delante a Von Moltke, que fue sustituido en su cargo por el entonces ministro de la Guerra Erich von Falkenhayn. Su primera acción fue emprender una nueva maniobra de cerco (siguiendo el viejo espíritu del plan Schlieffen) por el norte para poder atacar por la retaguardia y terminar con la resistencia enemiga.
Sin embargo, todos sus intentos se vieron frustrados una y otra vez por las fuerzas aliadas, que desplazaron rápidamente a sus tropas hacia esa posición.
La lucha por conseguir ganar la retaguardia del enemigo provocó una carrera hacia el mar de ambos contendientes, pero ninguno de los dos bandos consiguió superar a su adversario y ganarle la espalda.
Las Fuerzas Expedicionarias Británicas
La carrera hacia el mar se detuvo cerca de Ypres, la ciudad belga cuyos sistemas de defensa custodiaban los puertos del canal de la Mancha (esenciales para el mantenimiento de las líneas de aprovisionamiento hacia el continente, por donde llegaban no solo mercancías y material bélico, sino también las tropas que enviaba Gran Bretaña).
Falkenhayn, consciente de la necesidad de obtener una gran victoria antes de que llegase el invierno, ordenó el ataque sobre la ciudad en octubre de 1914, pero enfrente se encontraron con lo que quedaba del ejército belga (que había sido diezmado en su breve defensa de Amberes) y parte de las Fuerzas Expedicionarias Británicas, que defendieron fervientemente sus posiciones.
El choque se mantuvo hasta el 11 de noviembre de 1914, cuando las fuerzas británicas consiguieron contener el último ataque alemán. La batalla se había llevado por delante a un gran número de víctimas, especialmente la de muchos jóvenes estudiantes alemanes que, con apenas edad suficiente para alistarse en el ejército, se enrolaron voluntarios para luchar contra Francia, de ahí que la primera batalla de Ypres pasara a conocerse desde entonces en Alemania como Kindermord, “la matanza de inocentes”.
El fiasco alemán en Ypres
El fiasco alemán en Ypres supuso la constatación del fracaso total del plan Schlieffen, de modo que el proyecto del Estado Mayor de Guillermo II de alcanzar una victoria aplastante a través del rápido movimiento de las tropas alemanas protegidas por artillería pesada móvil tuvo que ser sustituido a partir de entonces por otro basado en la guerra de trincheras, al menos en el frente occidental.
De hecho, las trincheras cavadas en los alrededores de la ciudad de Ypres pasaron a formar parte de una línea de defensa que se extendió, a lo largo de más de 600 kilómetros, desde el mar del Norte hasta la misma frontera con Suiza.
La enorme dificultad que supuso superar las trincheras enemigas, que en ocasiones estaban bien protegidas con campos de minas, torretas y alambradas, conllevó que el frente occidental establecido ya a finales de 1914 se mantuviera casi inmóvil durante toda la Primera Guerra Mundial.